PERIODONCIA
También conocida como tratamiento de conductos, es el procedimiento que utilizan los odontólogos para eliminar -en parte o en su totalidad- la pulpa del diente y sellar el conducto pulpar. La pulpa es la parte más interior del diente y está constituida por un tejido blando que contiene los nervios y los vasos sanguíneos. La parte del conducto que se encuentra en el interior de la corona se denomina cavidad pulpar, mientras la correspondiente a la raíz recibe el nombre de conducto reticular y es el que conecta con el hueso maxilar.
TEn general todas las personas deberían ir a la consulta del odontólogo para que se les realice una limpieza de boca al menos una vez al año. Si no es así, es fácil que la gingivitis progrese y se convierta en periodontitis, con la acumulación de placa bacteriana y sarro por debajo de la línea de la encía y la formación de bolsas periodontales, con daño a la raíz del diente y a la estructura ósea y de tejidos que lo sostiene. En las fases más incipientes de esta enfermedad el tratamiento es un curetaje, con el que se raspa y alisa la raíz del diente y se elimina la placa bacteriana y el sarro de las bolsas periodontales.
Tras el tratamiento de periodoncia es conveniente un mantenimiento sostenido cada 3 ó 6 meses, consistente en la visita periódica al odontólogo para que éste revise la dentadura diente por diente, evalúe la higiene bucal del paciente y proceda a una limpieza dental La mejor forma de prevenir la enfermedad periodontal y por tanto la necesidad de someterse a técnicas de periodoncia es mantener una correcta higiene bucal mediante la utilización de un cepillo, hilo dental o cepillos interdentales, además de un dentífrico adecuado, colutorio y otros productos antisépticos que ayuden a controlar la proliferación de bacterias en la boca.
